Conocí a Rob Williams, el artífice de PSYCH-K, en una conferencia de 1990 en la que ambos participábamos. Como de costumbre, al final de mi presentación les dije a los miembros del público que si cambiaban sus creencias podrían cambiar sus vidas. Fue el final acostumbrado y tuvo las respuestas acostumbradas: «Sí, Bruce, eso está genial, pero, ¿cómo lo hacemos?». Por aquella época, yo aún no me había dado cuenta del papel fundamental que juega la mente subconsciente en el proceso del cambio.
Confiaba sobre todo en eliminar los comportamientos negativos poniendo en práctica los pensamientos positivos y la fuerza de voluntad. Sabía, no obstante, que yo sólo había obtenido un éxito parcial a la hora de cambiar mi propia vida. También sabía que cuando ofrecía esta solución, la energía de la sala se venía abajo como un globo que se desinfla. Al parecer, mi sofisticada audiencia, al igual que yo, ya había probado con la fuerza de voluntad y los pensamientos positivos sin mucho éxito.
Como si el destino lo hubiera dispuesto, regresé a mi asiento y levanté la mirada para observar al siguiente orador, el psicoterapeuta Rob Williams. Los comentarios iniciales de Rob consiguieron que la audiencia se enderezara en el asiento de inmediato. En su introducción, Rob declaró que el PSYCH-K puede cambiar en cuestión de minutos las creencias limitantes adquiridas mucho tiempo atrás. Después preguntó si había alguien entre el público que quisiera compartir con los demás un tema que le llevase preocupando desde hace tiempo. Hubo una mujer que llamó tanto mi atención como la de él. Levantó la mano con vacilación, la bajó y después la volvió a levantar. Su timidez era evidente. Cuando Rob le preguntó cuál era su problema, la mujer se puso como un tomate y musitó algo inaudible. Rob tuvo que bajar del estrado y conversar con ella a solas. Fue él quien tuvo que explicarles a los miembros de la audiencia que el problema de aquella mujer era su miedo a «hablar en público». Rob regresó al escenario y la mujer lo siguió con vacilación. Rob le pidió que les contara acerca de su miedo. Una vez más, la mujer apenas pudo hablar. Rob trabajó con la mujer durante unos diez minutos utilizando las técnicas de cambio del PSYCH-K. A continuación le pidió una vez más que le contara a la audiencia cómo se sentía al dirigirse a ellos.
El cambio fue sorprendente. No sólo estaba mucho más relajada, sino que empezó a dirigirse al público con un tono de voz nervioso aunque confiado. Los miembros del público abrieron los ojos de par en par y se quedaron con la boca abierta al ver que la mujer se apoderaba del estrado durante los cinco minutos siguientes. ¡La mujer mejoró tanto que Rob tuvo que pedirle que dejara hablar y regresara a su asiento para que él pudiera terminar su presentación! Puesto que esta mujer era una concurrente regular a una conferencia anual y yo era un orador regular, pude presenciar su desconcertante transformación a lo largo de los años siguientes. No sólo había superado su miedo a hablar en público, sino que llegó a organizar Toast Masters en su comunidad. ¡Al final ganó incluso un premio de conferenciantes! La vida de esta mujer cambió de manera espectacular en pocos minutos. En los quince años que han pasado desde que presencié la milagrosa transformación de esta señora, he visto también cómo otras personas han aumentado rápidamente su autoestima y han cambiado sus relaciones, sus finanzas y su salud utilizando el PSYCH-K.